NOTICIA Obra producida gracias a las Becas Multiverso a la Creación en Videoarte

Greta Alfaro expone ‘Decimocuarta estación’ en la galería Rosa Santos de Valencia

La galería Rosa Santos, en Valencia, expone Decimocuarta estación, una videocreación de Greta Alfaro producida gracias a las Becas Multiverso 2017. La obra podrá visitarse entre el 29 de noviembre de 2019 y el 7 de febrero de 2020.

29 noviembre, 2019

Perfil

Greta Alfaro

Decimocuarta estación

La pieza, de 41 minutos de duración, fue estrenada en la Sala Multiverso de la Fundación BBVA el pasado 21 de junio. Tal y como explicaba entonces la autora, se articula como un bucle infinito que “introduce al espectador en un viaje meditativo y onírico, que no empieza ni acaba. Los tramos entre túneles marcan atmósferas diferentes con guiños específicos. Por ejemplo, al wéstern, como representante de ese estilo de entender el mundo tan propio de nuestros días: el hombre contra todo, el dominio de la propiedad privada, la apropiación con violencia de las cosas, incluida la propia naturaleza… También hay guiños religiosos, que empiezan por el título -que hace mención a la última estación del vía crucis- y siguen por el paralelismo entre los postes de telégrafos y las cruces, o la banda sonora, que a veces es de procesión”.

Ahora se expone en el nuevo espacio de la galería Rosa Santos (C/ Carrasquer, 1 – 46001 Valencia) acompañada de una serie de fotografías. El crítico y teórico del arte contemporáneo Luis Francisco Pérez escribe para la ocasión: “Decimocuarta estación es una magnífica “película de autor” (el entrecomillado es afirmativo y rotundo), pero también es un wéstern crepuscular que también es un cuento infantil que también es una activación de la anónima memoria de la especie en una geografía que la artista conoce perfectamente. Igualmente podemos definir esta obra, y las fotografías aquí expuestas participan de la misma y noble consideración, como una experiencia estética de la naturaleza, o mejor: el paisaje sentimental narrado desde la acción y el movimiento, desde la consciencia de que todo viaje es tanto físico como mental. De ahí que esta película posea una cualidad conmovedora que se debate entre una consideración moral de lo observado y una redención creativa, artística, de la mirada”.

Pérez pone de relieve la importancia de la música en este filme, que “más que acompañar a la imagen la explica, o fantasea con ella, o la desvela, o la intuye, descubre o protege. Es programática y a su vez rechaza esta calificación, siendo admirable la cualidad coloquial que la misma ofrece en tanto que dimensión ilustrativa de los invisibles pasajeros de ese tren que, paradójicamente, de invisible no tiene nada. Recuerdo que escuchando estos sonidos -de refinada promiscuidad en metros, tonos, notas y medidas, tal es la riqueza evocadora que provoca- me vino a la memoria La Diligencia, la gran película de John Ford, justo en un plano donde el tren parecía que se precipitaba al vacío y la música adquiría cierta maestría semántica propia de las bandas sonoras creadas por ese genial compositor que fue Bernard Herrmann”.